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viernes, 17 de septiembre de 2010

Aparición con vida de Julio López

Una de las espinas en la memoria de nuestro país es el destino incierto de Jorge Julio López (nació en 1929 en General Villegas, Buenos Aires) y desaparecido por segunda vez, en el gobierno democrático de Néstor Kirchner, en el 2006.
Era un albañil argentino y ex militante de base de una unidad básica peronista barrial, y desde el 1985 afiliado al Partido Socialista de La Plata, desaparecido desde octubre de 1976 hasta junio de 1979 durante el Proceso de Reorganización Nacional y por segunda vez en septiembre de 2006. Luego de cuatro años de su última desaparición, no existen hipótesis sobre su paradero.

Su primera desaparición

López fue detenido ilegalmente y llevado a distintos centros clandestinos de tortura durante la dictadura militar que gobernó la Argentina en el período de 1976 a 1983 autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Fue secuestrado el 21 de octubre de 1976 hasta el 25 de junio de 1979.
Mientras Jorge Julio López se encontraba desaparecido, Miguel Etchecolatz era Director de Investigaciones de la Provincia de Buenos Aires y encargado de uno de los centros de detención clandestinos. Mano derecha del ex General Ramón Camps.
La segunda vez fue en democracia
Luego de treinta años del último golpe de estado, y habiéndose derogado las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Miguel Etchecolatz fue el primer acusado por genocidio. Jorge López era querellante en la causa y sin duda un testigo clave, ya que con sus declaraciones involucraban a por lo menos 62 militares y policías. Debido a su testimonio, Miguel Etchecolatz está detenido en una cárcel común, condenado a cadena perpetua por crímenes cometidos en el marco de un genocidio.

Luego de la condena de Etchecolatz, Jorge López fue desaparecido sin dejar rastros, el 18 de septiembre de 2006, en la ciudad de La Plata.

Durante los largos meses que median desde la desaparición de Jorge Julio López, ni el gobierno nacional ni el gobierno provincial obtuvieron ningún éxito en sus pesquisas. Los funcionarios, por su parte, han asegurado su optimismo respecto de una pronta reaparición y la existencia de “progresos substanciales” sin dar a conocer cuáles son esos progresos o en qué se funda su optimismo.
Quien era en ese momento el Ministro del Interior, Aníbal Fernández, cifró sus mayores expectativas "en la intervención de Dios y la Virgen María".
En contraposición, la familia del albañil desaparecido reclama al menos “una noticia, por mala que sea”.
Por su parte, los Organismos de Derechos Humanos han planteado desde un comienzo que la desaparición de Jorge Julio López involucra a miembros de fuerzas de seguridad retirados y en actividad. Denunciando además la inacción de la Justicia y los diversos órdenes del gobierno para esclarecer el hecho.
El 8 de enero de 2007 la diputada nacional Nora Ginzburg presentó un proyecto de ley que en su artículo primero solicitaba la conformación de una “comisión bicameral especial destinada a mantener informado al Congreso de la Nación sobre el desarrollo de las investigaciones relacionadas con el secuestro y la desaparición del señor Jorge Julio López y el secuestro y posterior aparición con vida del señor Luis Ángel Gerez, sin que ello importe el desplazamiento de los respectivos órganos naturales a cargo de la investigación.”. El proyecto no avanzó.
El 15 de febrero, presentó entonces un proyecto de resolución solicitando un pedido de informe al Poder Ejecutivo respecto de los casos de López y Gerez. Por segunda vez su presentación no prosperó.
El 27 de febrero Ginzburg insistió con su proyecto de formación de una comisión bicameral. El presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Ballestrini, le denegó su pedido. Consiguió, en cambio, que se tratara su proyecto de pedido de informe al Poder Ejecutivo Nacional. Por 118 votos en contra y solo 47 a favor el proyecto fue rechazado. Todos los diputados del Frente para la Victoria y del Peronismo Federal votaron por la negativa.

Un 19 de septiembre, el tribunal argentino emitió un fallo, verdaderamente extraordinario, al condenar a “cadena perpetua” a ex comisario policial Miguel Etchecolatz quien fuera, hace 30 años uno de los más cruentos torturadores de la dictadura militar de ese país.
En su veredicto, el tribunal consideró que los casos de tortura eran delitos de lesa humanidad y agrega el fallo, que fueron cometidos en el marco del genocidio (se hablan de más de 30 mil desaparecidos) ocurrido durante el pasado régimen de facto. Con este hecho, se echaba tierra sepultural a una decisión del congreso argentino que, en la década de 1980, amparó a los oficiales acusados de crímenes de lesa humanidad, con la tristemente célebre “ley de Obediencia Debida y Punto Final”.
Etchecolatz fue condenado a prisión perpetua por los asesinatos calificados de Diana Teruggi y por la privación ilegal, tormentos y homicidio calificado de Ambrosio De Marco, Patricia Dell Orto, Elena Arce, Nora Formiga y Margarita Delgado. También se le incriminó, la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos de Nilda Eloy y Jorge Julio López…
El mensaje
Evidentemente que, con estos juicios y la sentencia que califica por primera vez, como “genocidio” y “crímenes de lesa humanidad”, se golpea fuertemente a las mafias dependientes de las oligarquías militares que usurparon el poder y acallaron con saña y brutal violencia a la disidencia.
La desaparición de Jorge Julio López es un mensaje. Un mensaje que debe leerse a la inversa. Es un mensaje dirigido al movimiento popular argentino. Es un alerta que pretende decirle al pueblo argentino: “no canten victoria, aún seguimos acá… y con poder”.
Dante Roberti escribió: “Nos estamos enfrentando a un poder que se asienta en la derecha fascista, y los grupos económicos que se oponen al gobierno, tanto nacionales como extranjeros”.
Dante, cree que la López es un símbolo para América toda. Los poderosos, la fuerza económica detrás de la potencia mediática no se resignará ante el avance del movimiento popular que, en todo el continente reconquista espacios y reclama poder. Yo creo lo mismo.
Es igualmente un mensaje contra la Revolución Bolivariana, contra el gobierno indígena de Bolivia, contra Argentina y contra todos los que se oponen a los designios de los poderosos, que usan los países como fuente de enriquecimiento personal.
Es la hora de movilizarse y desafiar a los poderosos y que el pueblo ofrezca una respuesta contundente a esos criminales y a la justicia que los ampara… es hora de pelear y levantarse Argentina…

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